Cuando me encargaron hacer un murciélago me pareció bastante sencillo. La cosa cambió cuando puse la aguja en marcha, básicamente por dos cosas: las alas era muy complicado hacerlas a ganchillo, así que recurrí a mi hermana, muy mañosa con el fieltro, que me echó una mano; también quería darle una expresión divertida, pero al mismo tiempo ponerle boca y unos colmillitos; aquí quien aportó su imaginación fue Nockout. Gracias a los dos.
Me consta que a su destinatario lo gustó mucho, y yo me alegro un montón. Este murciélago ya vuela por Cangas del Morrazo!!!!